jueves, 2 de octubre de 2008



EL HOMBRE INTERIOR Y LA MUJER INTERIOR



El Tantra realiza la unión mística, primeramente en nosotros mismos, en el propio amante interno que cada uno posee.
Más allá de ser mujer u hombre, el ser humano es a la vez hombre y mujer, tiene la semilla de lo andrógino. También el cuerpo del hombre genera estrógenos y el cuerpo de la mujer fabrica testosterona. En un rincón de cada hombre está Shakti, la energía femenina y en cada mujer se encuentra Shiva, lo masculino.

El arte tántrico consiste también en unir dentro de cada uno las dos polaridades. También Jesús señaló: "Cuando conviertas el dos en el uno, y cuando hagas que el interior sea como el exterior y el exterior como el interior, y lo de arriba como lo de abajo, y cuando conviertas lo masculino y lo femenino en uno y lo mismo...entonces, entrarás en el Reino".

Todos tenemos una parte yin y una yang, y esta combinación tiene que estar equilibrada para que surja el amante interno.
El hombre puede despertar sus cualidades femeninas como la sensibilidad, la percepción, la paciencia, la relajación, la aceptación, la absorción, la fecundación de sus emociones y el despertar de su energía sexual en forma más total en lugar de ser tan localizada solo a lo genital.
La mujer despertará sus cualidades masculinas como la acción, el impulso, el entusiasmo, el ímpetu, la sabiduría y la propulsión y expresión de sus pensamientos. En lo sexual, tomar la iniciativa, y gozar el poder de sentir en forma global las sensaciones que recorren su cuerpo como unidad.
El contacto con la parte interna de cada uno será un puente que nos conecta con lo más profundo de nuestro ser, y desde ese espacio podemos, recién ahí que descubrimos nuestra propia luz, compartirla.
La relación tántrica se enfoca a conectar ambos polos internos de energía, para luego imantarse con la pareja externa. Lo eléctrico y lo magnético en plena atracción.
Descubrir las zonas femeninas y masculinas en nosotros mismos es un desafío que nos llevará a un punto de equilibrio entre las fuerzas genéticas y espirituales de la naturaleza.
Cabe aclarar que los chakras tienen distinta polaridad en cada uno. En la mujer el primer chakra es de polaridad negativa y en el hombre el primer chakra es de polaridad positiva. Los demás chakras son sucesivos, segundo en la mujer es positivo y en el hombre negativo, etc. El contacto de los chakras con la pareja exterior, cuando ya están armonizados en nuestro propio cuerpo, producirá inevitablemente el nacimiento de la luz.
De la misma forma que en la fotografía se sucede del negativo al positivo para luego llegar al revelado, a la revelación, a lo visible. El hombre y mujer internos unidos posibilitan que todos los chakras se polaricen y estén preparados para la revelación espiritual, abriendo brechas en la conciencia hacia niveles profundos de beatitud y unidad.

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